La bacteria imposible

Actualmente, cuando vais al médico con problemas de estómago persistentes, lo más probable es que os manden hacer cultivos y según el resultado os manden antibióticos. Pero hace no más de 20 años (o incluso menos) a cualquier médico que se le hubiera ocurrido proceder así en ese tipo de casos se le habría tachado de incompetente si no directamente de loco, “¿qué pretendes tratar con antibióticos en el estómago?”; y no es de extrañar, ya que en el estómago se vierten potentes ácidos que mantienen un pH por debajo de 2 y a priori parecería imposible que hubiera algún patógeno capaz de vivir en él, pero lo hay: Helicobacter pylori.
Se estima que más de la mitad de la población mundial está infectada por esta bacteria Gram negativa de forma espiral y con 6-8 flagelos, aunque más del 70% de las infecciones son asintomáticas. Se transmite por ruta gastro-oral o fecal-oral y al llegar al estómago se sitúa en la mucosa próxima al duodeno donde se fija gracias a sus flagelos; una vez fijado crea su propio “microambiente agradable” excretando amonio y bicarbonato que neutralizan el ácido del estómago. En los casos asintomáticos
H. pylori crece muy lentamente y no llega a producir ninguna patología, pero en determinados casos la bacteria debilita la mucosa a su alrededor dejando las capas más internas y sensibles del estómago desprotegidas ante el ácido, lo que provoca úlceras peptídicas y gastritis. También se cree que H. pylori puede tener alguna relación con el cáncer de estómago aunque no se ha llegado a demostrar. En cualquier caso, se pueden tratar estas enfermedades con antibióticos una vez se ha detectado la presencia de H. pylori como el agente causante.

Pero, ¿cómo pasó la comunidad científica y médica de estar segura de que nada era capaz de vivir en el estómago a tratar las úlceras con antibióticos? Robin Warren y Barry Marshall fueron los que consiguieron evidencias de la existencia de la bacteria y su relación con las úlceras entre 1979 y 1994 y fueron galardonados en el 2005 con el Nobel de medicina por ello, no sólo por el hallazgo en sí sino por la perseverancia con la que defendieron su descubrimiento contra el escepticismo general de la comunidad. Fue tal la frustración que sintieron estos investigadores ante la actitud de la comunidad que Barry Marshall decidió inocularse con la bacteria que habían conseguido cultivar para así, tras mostrar síntomas de gastritis, demostrar con los postulados de Koch sus resultados. Esta es quizás la única ocasión en la que tener acidez de estómago ha hecho feliz a una persona.

Fuentes:

http://microbewiki.kenyon.edu/index.php/Helicobacter_pylori

http://elpais.com/diario/2005/10/04/salud/1128376802_850215.html


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